Sólo borronear algo, sin importancia, cerrar los ojos y soltar la mano mientras aguardo la cita con el amanecer. Sólo un cigarrillo más, qué importa. Sólo salir por la ciudad y tomar cualquier calle, doblando esquinas al azar. Solo.
En esas tardes sólo me pierdo por ahí, dejándome arrastrar por la gente o por la inercia, con pasos lentos y mirada baja, como buscando un rastro que seguir. Escucho una voz mencionar Horizonte 107.9, ¿qué? el radio, escuchar esa estación de radio por las noches, mientras hacía una tesis, ...en una casa, un lugar que era mío. Había alguien, una mujer, lentes, leer, fumar en las noches mientras sonaba alguna pieza lenta en el radio...
Frío que se disfruta, de vientos tristes que juegan con el cabello y penetran en los huesos. Una tarde sentí el mismo frío y el mismo sol suave y el mismo gusto, una tarde en un mercado, con una calaverita de cartón, roja, un diablo, entre las manos. Un regalo, un cactus. Alguien a quien le gustaban los cactus y le desagradaba el viento; alguien que me dijo que no sabía estar solo...
Entre viejas copias que arrastro desde hace años encuentro una escritura que no pertenece a mi mano, una frase al margen, una caricia de letritas dejada así, como al paso, como una trampa, como un vestigio de pueblos antiguos, una piecita de barro perdida entre arenas insondables de tiempo, un vestigio de la imaginación.
A cada paso saltan señales que no sé interpretar, déjà vu, esto lo viví, alguna vez... supongo que en otra vida, supongo que alguna vez fui otro... ¿Cómo me llamaría entonces? Samsa, me gusta Samsa... Claro, de nuevo inventando memorias de algo que he hurtado de un libro, tiene que ser eso, tienen que ser las copias de alguien más, porque es estúpido concebir que existen vidas anteriores, e igualmente absurdo sospechar que he encontrado la manera de robar los recuerdos de otro. Claro, sólo invento... ¿Donde lo leí? no recuerdo... pero tengo la sensación de que fue una historia bella.