De paseo por los blogs de los carnales, me encuentro con voces familiares que, desde escenarios diversos, van hilando tramas -y traumas- comunes. Alguien habla de historias que eran, de cuentos que tocan el colorín colorado, de la amistad y de amistades que están, se quedan o se van. Cuentan del destino, de borges y monty phyton, de los epílogos, del resplandor de las luciérnagas, de hurones, de viajes nuevos y viejos, de cariños que se mueven como botes a la deriva en aguas extrañas. Pero sobre todo, parece que los camaradas se han puesto de acuerdo en dejar sus tesis a un lado por un rato y platicar sobre el destino.
Cuando he pensado en ello, en las incontables ocasiones en que he cometido crasos errores y en las que me han tocado golpes de suerte -mucho menos numerosas-, siempre me he limitado a tres ideas que para mí definen bien lo que es el destino.
Seguro lo oí hace mucho, hace tanto que obviamente no recuerdo ni cuando ni de quien, pero sorprendentemente, fue algo que quedó prendido a mi memoria: "Misteriosos son los caminos del señor", del señor que pasa la vida en bata y huaraches y con su larga barba blanca y que no es howard hughes en sus últimos años. La idea me gustó porque nos mostraba que lo que nosotros tomamos como azar, una fuerza superior lo toma como chamba o como hobbie o ambas dos, pero a fin de cuentas se toma el trabajo de decidir por nosotros. Años más tarde, cuando por fin logré ver Forrest Gump completa, que fue años más tarde después que se estrenó, Tom Hanks y Spilbergo me enseñaron que "Life is like a box of chocolates. You never know, what you'll get". Entonces nos quitamos de la bronca de tener que planear la vida, y además de dilucidar si en efecto el señor de la bata y la barba existe y se toma la tediosa chamba; sólo nos relajamos y probamos un montón de chocolates hasta que una indigestión nos mate.
Hace poco, en una mesita de café, Borges me dio al traste con la fiesta -siempre aparece Borges y siempre es el aguafiestas-:"Destino (tal es el nombre que aplicamos a la infinita operación incesante de millares de causas entreveradas)" y aunque, como sabio que era, no se mete en la bronca de buscar a quien pasarle la factura de esas causas, sí le quita al destino ese ingrediente de azar, de accidente, que tanto se parece a la esperanza. De inmediato, cerré la Historia universal de la infamia, pague el café y empecé a caminar, abrumado por el peso de la cuestión. Si el destino eran causas, y si las causas se debían tal vez a un viejo barbón, tal vez el viejo barbón tenía la responsabilidad de todo, tal vez todo se debía a su problema con los chocolates. Al final llegué a la conclusión de siempre, que Borges era Dios, pero eso ya lo sabía y no me resolvía nada.
Así que leyendo a los amigos pensé que bendita vaina en la que lo meten a uno, que ni la debe ni la teme, y que eso me sacaba por no estar haciendo la tesis como Dios y Conacyt mandan. Pensé en Samuel viendo luciérnagas, en Gaby atrapada en el aeropuerto de Lima, en Ilse enpalinurada, en el Pollo y una banda de chavitos felices después de echar la cáscara, en Are y Karla hablando de encuentros y desencuentros. Pensé que Dios era un Borges con bata blanca y una barba poca madre, pero este sí era chévere, que se atiborraba de chocolates (y seguro también trufas Karlita, no te preocupes), que era benévolo con nosotros porque sabía que todo el tiempo nos equivocamos y que nos ponía a cada uno donde debíamos estar. Pensé que gracias a los chocolates que me había puesto en la mesa, había conocido a tantas personas sin las que mi vida sería bastante insulsa.
Claro, también pensé que me desquitaría de mis amigos por haberme hecho pensar en el destino, y que lo haría robándoles el tiempo con este insensato post.
NOTA: parece que el mundo se inclina por la idea de los chocolates, pues en google, la frase de Hanks tiene ni más ni menos que 182,000,000 de entradas. in-cre-í-ble. La frase de... ¿de quien diablos será? de los caminos del señor acumula la más modesta cantidad de 316,000, mientras que la de Borges aparece en aproximadamente 23,900 sitios. Sin lugar a dudas, Spilbergo y Hanks son los dioses de nuestra triste época.
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Mi destino me trajo a La Paz. Jajaja
ResponderEliminarTuve buena suerte, salvo un taxista abusivo...no pierdo el tiempo, me entretengo leyéndote.
¡Abrazo!
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ResponderEliminarPorque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Señor.
ResponderEliminarComo son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come
Isaías 55:8-10
A partir de que leí la entrada del diccionario del diablo sobre destino, no creo mucho en él. Sabes que fui una adolescente que se las daba de muy racional para verse "intelectual", que atribuía el amor a una sustancia química y el destino a la probabilidad. Ahora prefiero pensar en la idea de ficción: uno no es lo que vive sino la forma en que lo cuenta. Me gusta pensar en la idea de un director, un guionista y un sountrack de la vida, más que en el destino. Y bueno, creo que un Borges barbudo con bata de seda y martini en mano puede ser un buen director.
ResponderEliminarBesos!!