¿Qué te pasa, Catulo? ¿Que esperas para morir?
Pobre Valerio Catulo no te hagas ilusiones
y lo perdido dalo por perdido.
Para ti ya brilló el sol una vez,
cuando corrías detrás de la muchacha
que amé como ninguna otra ha sido amada.
Y hubo entonces, ¿recuerdas?, tantos goces
que tu pedías y ella no negaba.
Sí, para ti ya brilló el sol una vez.
Ahora ella no te quiere: tu no quieras tampoco.
Ni sigas a la que te huye, ni estés triste,
sino pórtate valiente, no claudiques.
Adios, muchacha, Catulo ya no claudica,
ni nunca más te buscará, ni volverá a rogarte
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Desde que leí el título dije, chiaaaaa, pero al leerlo me voy con el corazón apretujado. ¡Qué dolor esa clase de muertes!
ResponderEliminarAbrazo querido Nano!