La colección de la nueva revista de filología hispánica reposa en una caja de Ariel, mientras que cerca de dos milenios de historia de América Latina cupieron en una caja de Classyta, cuchara pastelera. ¿Donde quedó Ricoeur? ¿y Boorstin con sus descubridores? ¿y Quino con sus monos? Recuerdo que mandé juntos al Moncho, a Del Paso y a Pacheco. Serna, el buen Enrique Serna que, desde la primera página se su Orgasmógrafo me dice "por el placer de encontrar un lector como tú" duerme esta noche en una caja de saldeuvas Picot.
Los últimos siempre serán los primeros, por eso los que cayeron en las cajas hasta el final fueron Borges, Bioy Casares, la Rayuela y los cuentos completos del cronopio, los relatos de Cercas. Tal vez me remordía la conciencia imaginarlos encerrados, sin luz, sin vida, como si fueran simple papel. Tal vez no quería llegar al día en que tuviera que despertar y darme de bruces con su ausencia. Seguro soy un lector anticuado y ortodoxo, que toma a los libros como esos amores de toda la vida; uno de esos que piensan la lectura inevitablemente ligada al café y los cigarrillos, pues leer y releer no es otra cosa que charlar con un viejo y querido amigo, y todo mundo sabe que no se charla sin el tabaco en el café.
Mudarse es siempre una buena manera de hacer un censo de lo que hace falta en el librero
ResponderEliminarasí que lástima por aquellos a los que les has prestado libros
y por cierto
deberías subir a Volpi a la gallera
para que aprenda un poco de humildad
un abrazo
y buena fortuna
Por causas de hueva mayor no me habia detenido a comentar sobre la multilogia de la mudanza, y por estas mismas causas envio este comentario por los tres y no uno por cada uno -que bien se lo merece-.
ResponderEliminarSólo me he mudado una vez en mi vida consciente, la primera, ya bastante lejana creo que no cuenta, porque se empacó una vida y nunca salio de las cajas hasta que 19 años después mi novia y yo nos dimos a la tarea de sustraer del aparente olvido las cosas que significaron las vidas de mis padres estando juntos... No se habian olvidado, solamente no se querian recordar. La segunda hace unos 5 años fue un tremendo encontronazo con lo que uno es y lo que ha dejado de ser... Toda trancisión invita a la reflexión y como buen occidental que se define por lo que posee y no por lo que cree de uno mismo encuentra desoladores los vacios y los llenos extraviados de su condición... Un saludo, un abrazo y recordarle nano que espero mi desayuno el jueves a las 7 de la mañana para poder cargar como los grandotototes y fuertototes!!!
Mi danielo, una duda me asalta ¿cuál cajita le tocó al libro vaquero? :)
ResponderEliminarun gusto leerte pequeñajo vagabundo (en el buen sentido eh hasta lo busqué en el diccionario)
un abrazo bien fuerte para vos y para are
Jejejejeje!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarTodo cabe en un jarrito que los sueños no son sólidos (aunque maldita sea, cómo pesan los libros).
Sí, a mí ya no me queda ni la mínima duda de que el único amor de tu vida sean tus libros. Ánimo! yo creo que ellos también te extrañarán, pero seguro les traerás nuevos amiguitos, no?
ResponderEliminarAhora me vas a salir con que porque ya no puedes robarte la señal de internet de los vecinos, ya no has escrito!!! Chale, camarada... y yo que creia que ya era todo un chingón de Acoxpa... Bueno!! Así pasa cuando sucede... Un abrazo.
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