Tiene fibrosis pulmonar, esa puta enfermedad crónico degenerativa que más tarde o más temprano habrá de costarnos su vida. Costarnos, sí, a quienes lo leen y a quienes lo ignoran, a los que se han paseado por el Estanquillo y a quienes sólo saben que su nombre es uno de los más extraños de los que a veces salen en la telera hablando de cosas incomprensibles. Nos costará a todos porque, como lo fue Alfonso Reyes en su momento, como sucedió con Cosío Villegas y chance con el pesado de Paz, Monsiváis es y ha sido el más lúcido, el de curiosidad más despierta entre los intelectuales de los últimos treinta años, y entre ellos, tal vez el de mayor integridad política, con lo difícil que es eso.
Pero nos costará sobre todo porque, desde Salvador Novo, nadie ha sabido relatar nuestros tiempos como el Moncho, con nuestras miserias y fracasos y películas de oro y boleros y glorias efímeras. Sin él la memoria de lo cotidiano se quedará sin nadie que la cuente. Cuando parta nos quedaremos sin nuestro mejor cronista, y además sin uno de los tipos más emblemáticos en las batallas más caras de la izquierda. ¿Ahora quién podrá defendernos contra la derecha siempre obtusa, contra el PAN, contra el desquebrajamiento del estado laico y la amenaza a las garantías individuales? ¿con quien brindarán los tres gatos del por mi madre bohemios? ¿quien le pondrá al lenguaje su traje de domingos? ¿quien pepenará chácharas en la Lagunilla para enseñarnos nuestra vieja cultura popular?
Esto no pretende ser un homenaje ni mucho menos, que es sólo el ramplón blog de un cualquierpendejo. Ni siquiera de uno listo, porque muy a menudo, de cada tres palabras que le leía al Monsi desconocía dos, como en un subtítulo que le recuerdo, de un trabajo sobre el México de los 40, que decía "ínclitas razas ubérrimas". Vaya tipo genial. Tampoco intenta ser una hagiografía ni ninguna payasada similar. Es sólo que a este cualquierpendejo el duele pensar que, como sucedió cuando se retiró el don que vendía los periódicos en la esquina de mi vieja calle, cuando no tengamos a Monsiváis habremos perdido a alguien que nos hacía buenos, que nos dignificaba como sociedad.
Hoy cumple 72 años y se anuncia mejoría en su salud, pero la fibrosis, como la espada de Damocles, pende sobre él. Larga vida a ese gran tipo que es el Moncho, en presencia y en la letra, que lo fugitivo permanece.
*Estupenda obra del Mother/Monkey collective:
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