viernes, 25 de septiembre de 2009

de los múltiples míticos mágicos significados del paliacate

Un tanto azorada, como mosqueada por tocar cuaestiones sensibles, Etty, mi juvenil y pequeña casera setentona, me atrapa en la cocina y me pregunta con la mayor delicadeza: "oye, ¿que significado tiene para ustedes el paliacate? porque un argentino jamás lo usaría". De inmediato se agolpan en mi cabeza varias posibles respuestas: le contaría como, en la religión a la que pertenezco, acorde a los preceptos que, entre otras cosas, niegan la existencia de dios y postulan la inminencia del fin del mundo en el 2012, como lo dijeron nuestros padres los mayas, el paliacate es un símbolo sagrado del ayuno físico y espiritual; tal vez le contaría que, en las salvajes tierras de donde provengo, la mayoría de las personas, sin distingo de profesión o clase social, usan el paliacate en la cabeza para honrar la memoria de José María Morelos y Pavón, con la creencia de que esta tela en la cabeza nos conecta, en un plano cósmico, con los próceres que nos dieron patria; incluso pensé en poner cara de circunstancias y explicar que es la herencia que me dejó mi padre justo antes de que, impulsado por el hambre y la sequía, tuviera que salir en una expedición mortal para cazar el tatanca-búfalo, aventura de la cual no regresó y por eso ahora lo uso para honrar su memoria; ya de jodido, creí conveniente rememorar la fatídica lucha del voto por voto y como el paliacate amarillo es el emblema del populismo, del eje del mal y de la resistencia activa. Lo cierto es que, en medio de la risa que me provocó la indiscreción de esta mujer, recordé a Areli la bella, preguntándome en la fila de Lan para acreditar el equipaje, si llevaba mi paliacate chairo, "pero claro que lo llevas, si es la insignia de los latinoamericanistas chairos en su andar revolucionario". Esa mujer no se cansa de tener siempre la razón.
¿Que un porteño jamás lo usaría?, bueno, supongo que tampoco puedo decir que en el salvaje mundo de gente comecorazones al que pertenezco, el paliacate sea una prenda común. Básteme rememorar aquella bonita ocasión en que, por llevar paliacate y malaspecto -que no es o mismo pero es igual- en una mudanza allá por las Tolucas, una ñora y los vecinos del edificio me agarraron de su pendejo.
En México, quizá sólo lo use la banda en las manifestaciones, los trabajadores en el campo, los chavos de los diablitos en la central de abastos o los luchadores en Atenco. Quizá, fuera de estas circunstancias (el conocimiento empírico ha demostrado que ni siquiera los latinoamericanistas lo emplean), quien use paliacate en la vida cotidiana deba ser fodongo, un tanto exhibicionista, un poco ridículo o un poco conciente de que sus orejas lucen más ridículas con gorrita. Quizá, como un tipo que tiene no sólo uno sino dos paliacates, deba empezar a adoptar la historia del padre cazador del tatanca búfalo.

3 comentarios:

  1. ¿Qué? ¿No quedó mi comentario de los tacvbos, sus inicios y el paliacate? Ashhhhhh

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  2. Ay ay ay...

    Jamás haré mofa del paliacate otra vez.

    Sabes? Igual, una vez mi jefa me observó de soslayo cuando llevé mi trapito amarillo al trabajo. No cabe duda que los sudacas desconocen su poder: pobres.

    Un abrazo grande camarada y mucha felicidad.

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  3. jajajajaja!!
    Muy bueno, muy bueno!!
    Pero no te hagas Daniel, hasta en México te gusta ser bien "mexican curious", jajajajaja. Me doblo de la risa, por el paliacate, por la pregunta (a huevo: pregúntele al heredero de la raza cósmica qué significado tiene tal o cual cosa), por la idea de este post; por el gusto de reír por usted y con usted...

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