domingo, 20 de septiembre de 2009

yo, negras

Dos contra uno, y en plena plaza Congreso a las dos de la tarde, entre señoras copetonas paseando perritos horrendos o bebés. Era uno de los dos días soleados que han aparecido por acá en las últimas semanas y yo me disponía a leer en algún cafecito, pero como el asunto ya pintaba a agandalle, me acerqué a fisgonear. Dos contra uno y la cosa iba pareja, pues el que estaba solo se las arreglaba bastante bien, manejaba la defensa con pericia y se mostraba tranquilo, mientras que sus atacantes estaban cada vez más nerviosos, sin concertar movimientos, hasta que los nervios los traicionaron por completo y cayeron aplastados por un golpe fulminante ejecutado en tres tiempos. El flaco se batió bien, tan bien que ya envalentonado aceptó un segundo duelo. Yo ni tardo ni tan lento dije esta es la mía, aventé el morral y me puse en guardia.
Sin remilgos lo reconozco: fue el diferencial de edad lo que me puso en franca ventaja. El flaco se movía bien, pero a sus diez o doce años poco podía hacer frente a un vejete más curtido en estos menesteres como yo. Él empezó atacando, se lanzó al frente con destreza tratando de aprovechar algún posible descuido por los flancos; se movía confiado, sin achicarse ni renegar de mi ventaja. Aguanté su embate inicial y las primeras azonadas, mientras lo calaba y veía el mejor momento de caerle, hasta que el pobre flaco dio un paso en falso, que aproveché cabalmente y a partir de ahí el pibe se vino abajo. Tres segundos más tarde había terminado todo.

El pibe miró hacia arriba y me dijo con cierto desdén, "bueno, él te va a ganar", señalando a un don como de sesenta tacos que ya caminaba hacia nosotros. A la primera ojeada estuve plenamente de acuerdo con el chavito, pero ya no era cosa de rajarse a pesar de saber que la causa estaba perdida de antemano. El don tenía esa mirada peculiar de los que otean la presa y van por ella. Seguro no le pareció muy bueno que me anduviera pasando de lanza con el chavito, así que se acerco tranquilo y me la cantó derecho. Pus como vas don -estuve a punto de soltarle el bonito "ya estas peinado pa'tras", pero seguro no hubiera comprendido- y empezó todo. Supongo que era el viento frío que calaba aquel día lo que me hacía temblar, eso y los nervios, la adrenalina que se pasea alegremente por el cuerpo ante el mínimo pretexto. El don, viejo lobo, no se alocó; como alguien que está acostumbrado a este tipo de encuentros callejeros, primero me midió, vio que en el fondo era malo, que era el típico gandalla de morros y se puso más entrón. Debo decirlo, aguanté vara, no era fácil, el don tenía mucha cancha y yo hacía mucho tiempo que no me enfrentaba a nadie, pero aguanté vara. El asunto iba bien, un toma y daca de lo lindo. Defensa arriba, no descuides la izquierda, creo que se va a abrir al siguiente ataque, no pierdas la cabeza. Los mirones se arrejuntaron, esperando ver como el viejo lobo -al que por lo visto ya varios conocían- corregía al chabón y le daba su estate quieto. En un momento me vi rodeado por esos rostros extraños y acechantes -sin duda esperaban su turno de ponerme en mi lugar-, con las manos agarrotadas por el frío y los nervios a punto de quebrarme. Levanté la derecha, ensayé una defensa desesperada y al instante supe que todo estaba perdido. El don lo supo también, tal vez lo supo antes que yo, tal vez vio mis nervios. Con la diestra tomó el caballo y amenazó a mi reina, mientra que su alfil quedaba en una diagonal perfecta con mi rey. Un golpe limpio, bien ejecutado, que me dejó plantado. consumatum est.

Cuando un tipo le preguntó al don quien había ganado, el don, con su cara de buen tipo y el tono de quien invita a volver, respondió "él, por generosidad, me dio ventaja y me regaló una pieza". Me calló bien desde el principio, con sus gafas caidas y su andar cansino. Tras varias partidas muy buenas, di las gracias al don y lo dejé ahí, en su puesto de libros de la plaza Congreso, con la certeza de que vendrá la revancha.

4 comentarios:

  1. %$"$&"(=) Daniel!
    Ya me había espantado!
    jejejeje!!!!!!!!!
    Gran relato.

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  2. O sea como.. entendí mal o te acostaste con el Don? Pero, pero... Camarada: ¿En qué estás pensando? No desquicies Argentina como desquicias tu alcoba

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  3. Enorme!!!!!!!!!!!!!
    Acaba de ganarte un fan más.

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  4. Yo sólo tengo una duda, ¿cómo se dice en argentino "jaque al rey", "enrocar", o "jaque mate"? ¿no será que perdiste por confusiones lingüísticas? Podría pasar...
    y bueno, supongo que caballo, se dice cabacho.
    jejejeje, qué boba! besos!!

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